Mi relación no funciona ¿Soy yo, el otro o la relación que tenemos?
¿Por qué esta relación no funciona? ¿La culpa es mía, del otro o simplemente la relación en sí misma? Estas son preguntas que con frecuencia nos hacemos cuando nuestras relaciones amorosas, amistades o incluso vínculos familiares no parecen encajar adecuadamente. Aunque las respuestas pueden ser complejas y variadas, la psicología nos ofrece algunas perspectivas que pueden ayudarnos a comprender mejor esta situación.
En terapia me gusta utilizar la siguiente metáfora; imaginemos por un momento que en una relación de dos personas, una de ellas (destornillador) tiene unas necesidades (ser cariñoso, romántico, apegado, pasar mucho tiempo en pareja, hacer vida familiar, tener hijos, casarse) y la otra (tornillo) tiene otras necesidades (más independiente, desapegado, no quiere casarse, no quiere tener hijos, prioriza mucho su trabajo por encima de la relación de pareja).
En teoría, ambos están diseñados para encajar perfectamente y cumplir una función específica. Sin embargo, en ocasiones y por diferentes razones, el destornillador no parece encajar en el tornillo adecuadamente.
¿Qué podría estar sucediendo?
- ¿Es el destornillador (es decir, yo)? Esta es una pregunta que a menudo nos planteamos cuando las relaciones no funcionan. Nos preguntamos si somos suficientemente buenos, atractivos o interesantes para la otra persona. Sin embargo, es importante recordar que todos somos diferentes y que no todas las personas encajarán con nosotros. Es posible que no haya nada malo contigo, simplemente no eres compatible con esa persona en particular. No se trata de ser mejor o peor, sino de encontrar a alguien que comparta nuestros valores, intereses y objetivos. (Destornillador de estrella)
- ¿Es el tornillo (es decir, el otro)? En ocasiones, puede que la persona con la que estamos teniendo problemas tampoco sea la responsable de que la relación no funcione. Caemos en el enfado, nos frustramos y nos quedamos anclados en que es la otra persona la que hace que la relación no funcione. Puede haber diferencias irreconciliables en cuanto a expectativas, valores o formas de comunicación. En este caso, es importante recordar que no podemos cambiar a los demás, y no es justo esperar que lo hagan. Si la otra persona no está dispuesta o no es capaz de adaptarse a la relación, puede ser necesario reconsiderar si es la persona adecuada para nosotros. (Tornillo plano)
- ¿Es la relación en sí misma? ¿Has probado a girar el tornillo con el destornillador? ¿No funciona? ¿Es culpa del destornillador o del tornillo? A veces, la dinámica de la relación misma es la que no funciona. Puede haber patrones negativos de comunicación, falta de confianza o desequilibrios en el poder y se buscan culpables cuando ninguna de las dos partes tiene la “culpa”. En ocasiones es una cuestión de compatibilidad. En estos casos, es importante evaluar si la relación es saludable y satisfactoria para ambas partes. Si la relación no es mutuamente beneficiosa, puede ser necesario considerar terminarla.
Es esencial recordar que las relaciones son complejas y multifacéticas, y que no hay una única respuesta para todas las situaciones. Cada relación es única y requiere una reflexión individualizada. Es importante escuchar nuestras propias necesidades y sentimientos, y tener en cuenta si la relación nos hace crecer, nos brinda felicidad y nos permite ser nosotros mismos.
En conclusión, cuando una relación no funciona, no debemos apresurarnos a culparnos a nosotros mismos o a la otra persona. En cambio, es útil reflexionar sobre todos estos aspectos y considerar si hay algo que podamos cambiar o mejorar, ya sea dentro de nosotros mismos o en la dinámica de la relación. Recuerda que el crecimiento personal y las relaciones saludables requieren tiempo, esfuerzo y honestidad.