Daño Cerebral Adquirido (DCA): Tratamiento Neuropsicológico
Desde una perspectiva neuropsicológica, es fundamental entender el Daño Cerebral Adquirido (DCA) desde una visión holística para entender cómo estas lesiones impactan no solo la estructura del cerebro, sino también el comportamiento, las emociones y la vida diaria de los individuos afectados.
¿Qué es el Daño Cerebral Adquirido (DCA)?
El Daño Cerebral Adquirido (DCA) se define como una «lesión que se produce en las estructuras cerebrales de forma súbita en personas que, habiendo nacido sin ningún tipo de daño en el cerebro, sufren en un momento posterior de su vida lesiones en el mismo como consecuencia de un accidente o una enfermedad» (FEDACE, 2007).
Sufrir un daño neurológico, puede alterar la salud emocional dado que provoca importantes alteraciones físicas y cognitivas que afectan a las distintas áreas de la vida de los pacientes. Cuando se produce el daño cerebral se producen cambios significativos en el funcionamiento cognitivo, las habilidades comunicativas, la capacidad para regular la conducta y las emociones. Este hecho, puede transformar la forma en que la persona piensa, siente y se comporta.
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Tipos de Daño Cerebral Adquirido según su causa
Existen dos tipos de DCA según la causa:
Por un lado, están las lesiones cerebrales traumáticas, cuando la lesión cerebral es causada por un golpe o fuerza externa. En este caso, se encuentra el traumatismo craneoencefálico (TCE), cuya gravedad dependerá del grado y la duración de la pérdida de conciencia. Muchos TCE que resultan en daño cerebral adquirido son el resultado de accidentes de tráfico, aunque también pueden ser causados por accidentes laborales, caídas o agresiones físicas.
Por otro lado, se encuentran las lesiones cerebrales no traumáticas, ocasionadas por un problema cerebral interno. En este caso, se encuentran los ictus o accidentes cerebrovasculares (ACV), que ocurren cuando hay una interrupción repentina del flujo sanguíneo en una parte del cerebro. También se incluyen los tumores cerebrales, que pueden causar daño al destruir células cerebrales o al provocar inflamación, presión o edema cerebral. Asimismo, otras causas de DCA no traumáticas incluyen anoxias cerebrales, que son episodios de falta temporal de oxígeno en el cerebro, así como infecciones, como la provocada por el virus del herpes.
Según la Fundación Española de Daño Cerebral (FEDACE), la principal causa de DCA es el ictus (78% de los casos), seguida de los traumatismos craneoencefálicos y enfermedades como las anoxias, los tumores cerebrales o las infecciones.
Consecuencias del Daño Cerebral Adquirido
A continuación os presentamos algunas consecuencias del Daño Cerebral Adquirido (DCA):
Impacto Cognitivo
Las lesiones cerebrales pueden alterar diversas funciones cognitivas incluyendo; la memoria, la atención, el lenguaje y la capacidad de razonamiento, entre otras. Por ejemplo, una persona que ha sufrido un ictus puede experimentar dificultades para recordar información reciente o para concentrarse en tareas cotidianas; otra persona que ha sufrido un TCE puede tener alterada la memoria retrógrada, olvidando todos los acontecimientos vitales anteriores al accidente.
Cambios emocionales y conductuales
Además de las alteraciones cognitivas, el DCA puede provocar cambios significativos en la regulación emocional y el comportamiento. Las personas pueden volverse más irritables, ansiosas o incluso experimentar síntomas relacionados con la depresión. Por ello, es importante disponer de un espacio en el que puedan compartir sus emociones, miedos y preocupaciones. Es relevante trabajar activamente para asimilar lo que ha pasado, elaborar la pérdida, aceptar la nueva realidad y hacer un reajuste de expectativas donde pueda haber espacio para aquellos aspectos que dan sentido a la vida de la persona con DCA.
Alteraciones físicas y sensoriales
Pueden aparecer dolores de cabeza intensos, convulsiones, falta de coordinación y del sentido del equilibrio, dificultad para hablar o moverse. Asimismo, también se han observado alteraciones de la percepción visual y espacial, alteraciones del sentido del tacto y del oído, o problemas de la vista.
Evaluación del Daño Cerebral Adquirido
La neuropsicología se centra en evaluar estas disfunciones a través de pruebas estandarizadas, lo que permite a los profesionales identificar áreas específicas de deterioro y diseñar intervenciones personalizadas. Estos procedimientos sirven de apoyo en los procesos posteriores y en numerosos casos ayuda a los individuos y sus familias a encontrar un sentido a la nueva realidad que tienen ante sus ojos.
La evaluación neuropsicológica en casos de DCA es un proceso crucial para entender cómo las lesiones afectan a las funciones cognitivas, el comportamiento y el estado emocional del paciente.
Métodos utilizados durante el proceso de evaluación neuropsicológica del DCA
- Entrevista Clínica: Nos proporciona información sobre los cambios y la sintomatología presente. En esta fase, podemos contar con el testimonio de familiares y personas cercanas al paciente, para así poder identificar necesidades y entender cómo afectan los cambios en la rutina diaria. Asimismo, es imprescindible revisar los informes médicos tras la lesión y revisar pruebas de neuroimagen para comprender el alcance de los daños.
- Pruebas Estandarizadas: Utilizar test neuropsicológicos específicos para evaluar diferentes dominios cognitivos (atención, memoria, funciones ejecutivas, lenguaje, habilidad visoespacial, velocidad de procesamiento…).
- Observación: Evaluar el comportamiento del paciente durante la exploración y en diferentes contextos. Por ejemplo, prestar atención si existe conciencia de la enfermedad, si cumple con las normas o pautas sociales, cuidado personal e higiene, si el lenguaje es coherente y ordenado, si se muestra atento o colaborador, etc.
Objetivos de la evaluación del Daño Cerebral Adquirido
La evaluación neuropsicológica proporciona información muy valiosa sobre el impacto del daño cerebral en funciones cognitivas específicas, facilitando la creación de estrategias de intervención basadas en la comprensión neurocientífica del cerebro. Esto es fundamental para mejorar la calidad de vida de los pacientes y promover su recuperación. Por este motivo, en
función del contexto y las necesidades del paciente la evaluación neuropsicológica puede cumplir diferentes funciones:
- Diagnóstico: Identificar el tipo y grado de daño cerebral.
- Evaluar funciones cognitivas alteradas y preservadas: Medir áreas como la atención, memoria, lenguaje, habilidades visuoespaciales y funciones ejecutivas.
- Planificación de un plan de tratamiento: Guiar intervenciones terapéuticas y/o de rehabilitación neuropsicológica a través del conocimiento del rendimiento cognitivo general y de funciones específicas en el paciente.
- Pronóstico: Establecer un pronóstico sobre la recuperación y evolución del paciente.
En cualquiera de los casos, se requiere un procedimiento minucioso y riguroso para la selección y administración de pruebas específicas de valoración cognitiva, funcional y emocional. De este modo, la metodología de evaluación siempre debe incluir las tres fases incluidas al inicio (entrevista clínica, pruebas estandarizadas y observación).
Intervención del Daño Cerebral Adquirido
La rehabilitación es un componente crucial en el tratamiento del DCA. Los neuropsicólogos trabajan en conjunto con otros profesionales de la salud para desarrollar programas de rehabilitación que aborden las necesidades específicas de cada paciente. Esto puede incluir terapia de rehabilitación cognitiva, entrenamiento en habilidades sociales y técnicas de manejo emocional. La meta es ayudar a los individuos a recuperar la mayor independencia posible y a reintegrarse en sus comunidades.
Intervención individual y familiar
La intervención puede realizarse de forma individual con el paciente o desde un enfoque sistémico incluyendo a la familia y entorno cercano del paciente.
El DCA es un suceso vital con un gran impacto emocional para la persona afectada principalmente, pero también para el sistema familiar. Por este motivo, desde mi punto de vista y de acuerdo con Powell (1994), cuando hablamos de DCA debemos ampliar la mirada ya que “no hay individuos que sufren daño cerebral, sino familias afectadas por DCA”.
Las emociones y las fases que se experimentan durante el tratamiento del DCA son similares al proceso de afrontar una pérdida. El duelo que viven las familias se caracteriza por la confusión que genera el hecho de que su ser querido sigue físicamente con ellos, pero ha cambiado. Esta situación resulta más complicada de procesar, ya que la persona está presente, pero su funcionamiento cognitivo ya no es el que solíamos conocer. Por lo tanto, es fundamental hacer un ajuste para poder adaptar nuestra identidad familiar y personal a esta nueva realidad.
En función de la composición familiar y del vínculo que une al familiar con la persona afectada por DCA, las repercusiones pueden ser muy diferentes, produciendo en numerosas ocasiones cambios de roles que alteran la estructura familiar. La tendencia a la sobreprotección, preocupaciones sobre el futuro y evitación de conflictos entre otras conductas pueden dificultar la sensación de integración de la persona afectada y provocar daños colaterales al resto de miembros del sistema familiar.
Guía para la familia sobre cómo acompañar el Daño Cerebral Adquirido
Antes de comenzar con este punto, me gustaría mencionar que no existe una fórmula mágica y universal que ayude a mejorar la calidad de vida de las personas con DCA y de sus familias. Como se ha mencionado en puntos anteriores, las necesidades y el grado de afectación de las secuelas fluctúa de una persona a otra. Por ello, debemos entender la lesión cerebral desde una perspectiva holística y con un enfoque de atención centrada única y exclusivamente en la persona, su entorno familiar, social y laboral.
No obstante, a continuación, os dejo algunas pautas generales que pueden ayudar y servir de guía hacía una mejora en el bienestar intrafamiliar tras el daño cerebral.
- Comprender el Daño Cerebral
Contacta con un profesional que te ayude a obtener información fiable y objetiva sobre el tipo de daño cerebral que ha sufrido tu familiar para conocer sus síntomas. Esto también te ayudará a reconocer que cada persona es única y que sus habilidades y desafíos pueden ir variando a lo largo de su desarrollo vital.
- Comunicación efectiva
Si existe alteración en la comprensión del lenguaje, es imprescindible que puedas hablar con claridad, utilizando un lenguaje directo e instrucciones simples, evitando jergas o frases complejas. Por otro lado, si existe afectación en la producción del lenguaje, es importante practicar la escucha activa. Si tiene dificultades para expresarse, dale tiempo y haz que se sienta apoyado en la comunicación. Presta atención a lo que dice y valida sus sentimientos. También puedes utilizar ayudas visuales (imágenes, dibujos o escribir) que puedan facilitar la comunicación.
- Establecer rutinas
Las rutinas ayudan a crear un sentimiento de seguridad. Es importante mantener la constancia, establecer horarios regulares para las comidas, las actividades y el descanso. Si existe afectación en los procesos de la memoria, puedes ayudarte de calendarios o listas de tareas para favorecer el recuerdo de actividades o citas importantes.
- Fomentar la independencia
Cuando las lesiones implican alteraciones físicas y/o cognitivas que afectan a la realización de actividades de la vida diaria, es importante mostrar apoyo y animar a tu familiar a participar en actividades diarias, como vestirse o cocinar, adaptando las tareas a su nivel de habilidad. Permite que elija entre diferentes actividades o comidas para fomentar su autonomía.
- Promover la rehabilitación
Favorecer el acompañamiento, apoyarle y animarle en la participación de sesiones de rehabilitación neuropsicológica, terapia ocupacional, psicoterapia y/o logopedia le ayudará a tener un mejor pronóstico. Lo más importante es ser paciente y celebrar los pequeños logros. También podéis practicar en casa repitiendo ejercicios o actividades para reforzar lo aprendido en terapia.
- Gestionar las emociones
Dado que el daño cerebral puede afectar el estado de ánimo, es esencial reconocer y aceptar que los cambios emocionales forman parte del proceso. Para ello, favorecer un entorno seguro y sin juicios para la expresión emocional puede ser de gran utilidad, además de ayudar a fortalecer la cohesión intrafamiliar. En función de su historia de vida, se pueden utilizar diarios, arte, música o simplemente mostrarse abierto a la escucha cuando tu familiar decida hablar de sus sentimientos.
- Cuidado personal del cuidador
Si la lesión cerebral ha dejado secuelas graves en tu familiar que implican un nivel de dependencia elevado, es fundamental que los cuidadores también cuiden su salud física y emocional. Busca apoyo en grupos de familiares o profesionales, permítete momentos de descanso y vuelve a conectar con placeres diarios para recargar energías.
- Buscar apoyo
Infórmate sobre recursos y servicios de apoyo disponibles en tu comunidad, grupos de apoyo, organizaciones de rehabilitación y servicios de atención domiciliaria. Crea una red de apoyo que te permita sentir seguridad, involucra a amigos y familiares para que te ayuden y apoyen en el proceso.
Recomendaciones psicológicas para el Daño Cerebral Adquirido
Para concluir, recuerda que no estás solo o sola, y que puedes contar con el apoyo de profesionales especializados. Una de las grandes herramientas que tienes a tu alcance es obtener información fiable sobre los cambios que pueden producirse tras una lesión cerebral. Espero que este artículo te haya ayudado a resolver tus dudas y puedas poner en práctica estas herramientas.
Si aun así, tienes alguna otra duda o quieres compartir algún caso en particular, no dudes en contactar. A veces, cuando compartimos la carga podemos hacer que ésta pese un poquito menos.
A ti que has dedicado tu tiempo para leer este post, te mando un abrazo enorme ♥.
María Isabel Cruz Campos
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Recuerda que cada persona es única y necesita un acompañamiento personalizado en su camino hacia la salud mental. Ahora que ya tienes las herramientas, puedes pedir a un profesional que te ayude con esto. No es fácil acompañar a alguien, a veces la preocupación y el cariño es tan grande que podemos equivocarnos.